14/11/2025
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AFELMA advierte del impacto que tendrá el mal aislamiento de las viviendas en la factura energética de los hogares este invierno
3 de Noviembre

Con la entrada del mes de noviembre, los termómetros están registrando una bajada de las temperaturas que provoca que aparezcan las primeras noches heladas del otoño. Por ello, muchos propietarios ya se encuentran revisando la calefacción, pero hay algo que a veces pasa desapercibido: la carencia de aislamiento en los hogares. La Asociación de Fabricantes Españoles de Lanas Minerales Aislantes (AFELMA) ha advertido sobre la necesidad de seguir avanzando en la mejora del confort de las viviendas, y también ha lanzado una serie de recomendaciones para ayudar a las familias a afrontar mejor el cambio de temperaturas.

La principal asociación del sector del aislamiento recomienda revisar los principales elementos de entrada al frío exterior en las viviendas, es decir, los muros, los techos y los cerramientos. Si estos no están correctamente aislados, la casa pierde calor hacia el exterior con mayor rapidez, y eso implica un mayor consumo, más gasto y menos confort.

El aislamiento térmico actúa justamente como esa barrera que nos protege del frío exterior y conserva el calor que ya hemos generado en el interior. Cuando la envolvente del edificio funciona bien, la calefacción trabaja menos, la temperatura se mantiene más estable y la factura se reduce. Además, se mejora el confort, ya que no hay habitaciones heladas al levantarse, hay menos sensación de pared fría o no se presenta la necesidad de subir la calefacción al máximo.

En España, un tercio del consumo de energía final, y de las emisiones de CO2, procede del parque edificado, principalmente por las elevadas necesidades de calefacción y refrigeración en las viviendas. Muchos edificios fueron construidos antes de que se implantaran normativas de eficiencia energética, lo que explica que en muchas viviendas haya vías de escape térmicas sobre las que hay que actuar.

Según datos recogidos por AFELMA, estas soluciones térmicas basadas en materiales aislantes permiten reducir hasta un 50-80 % el consumo energético en los hogares. Esto no es solo bueno para el bolsillo, ya que también contribuye a frenar el cambio climático.

“Cada invierno comprobamos cómo muchas viviendas no están preparadas para conservar el calor. Tener un buen aislamiento significa vivir en una casa más confortable, pagar menos en calefacción y reducir el impacto ambiental. Es una medida práctica que aporta un efecto inmediato en el bienestar diario de las familias”, asegura Miguel Ángel Gallardo, presidente de AFELMA.

Claves para un aislamiento eficaz

Es importante destacar lo que debe tener una buena actuación de aislamiento. En primer lugar, el material debe ser eficaz tanto en invierno como en verano, es decir, debe retener el calor interior cuando las temperaturas bajan y mantener el interior fresco cuando las temperaturas suben. Es lo que se conoce como inercia térmica, y las lanas minerales cumplen una importante función en ese aspecto.

Además de la elección del material, una correcta instalación es un factor diferencial. Aunque el material aislante sea el adecuado, una mala instalación puede provocar que pierda su función.  Lo mismo sucede si el aislamiento se hace por partes. Las ventanas, los muros, las cubiertas y los suelos deben formar un conjunto coherente, y para que el aislamiento sea eficaz no basta con aislar solo una parte.

Medidas preventivas a tener en cuenta

Con la llegada del frío, es necesario llevar a cabo acciones concretas que permitan determinar si el aislamiento en el hogar es el correcto. Para poder evaluarlo, conviene revisar la calefacción del hogar y comprobar si se retiene bien el calor que emite, comprobar si hay bolsas de aire en ventanas, paredes frías al tacto o rincones con corrientes de frío. Es recomendable bajar las persianas exteriores por la noche, y comprobar el estado de las habitaciones a la mañana siguiente, si se encuentran heladas es que el aislamiento no es el mejor y, en caso de no serlo, tal vez la vivienda requiera una reforma o mejora.

Además, una vivienda bien aislada es menos vulnerable a las irregularidades que acompañan al precio de la energía. Con la electrificación creciente de la calefacción o el agua caliente, cada grado que se mantiene sin necesidad de generar calor tiene un impacto real en la factura.

Aparte de este ahorro económico, una vivienda bien aislada también ofrece ventajas para la salud y el medioambiente. Un interior cálido y estable evita problemas de humedad o condensación, y favorece un aire más limpio y seco. Por otro lado, al reducir el consumo energético, también disminuyen las emisiones de CO₂ asociadas al uso de calefacción.

“A menudo se piensa en cambiar la caldera o en regular mejor el termostato, pero el verdadero cambio empieza por los materiales que conforman la vivienda. Un buen aislamiento térmico es lo que realmente convierte una casa en un espacio eficiente y saludable”, concluye Miguel Ángel Gallardo.

Antes de que se instale el invierno y bajen aún más las temperaturas, AFELMA recomienda revisar el estado del aislamiento en los hogares, especialmente en cubiertas, fachadas o paredes frías. Una inversión en un buen aislamiento térmico puede marcar la diferencia en confort, bienestar y ahorro energético y económico. También se debe tener en cuenta que una rehabilitación ha de garantizar el rendimiento óptimo de un edificio durante muchos años. Con la utilización de lanas minerales, cuyas propiedades permanecen estables en el tiempo, se puede obtener el máximo retorno de la inversión, y evitar volver a hacer obras a los pocos años.

Más información: AFELMA 


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